martes, 21 de junio de 2011

Bendita noche.


Mientras escribo estas palabras, sueño despierta
–y van tres-
Escribo lo mismo repetidas veces
-¿y si ocurre?-
Deseo como un naúfrago en mitad del océano
–respiro-
Y rezo para ésta sea la noche
–la eterna-
en la que me enseñes a disfrutar realmente de un único momento
–ay-
Que esta noche, mientras yo me encuentre en las profundidades de mis escenas oníricas
–soledad-
tú y sólo tú entres por aquella puerta
–silencio-
y yo finja honda conciencia obligándote al libre albedrío
–tu cuerpo y mi espalda-
y con un único y delicado roce de tus labios sobre mi hombro
–tu brazo en mi piel-
calmaras mi muy arraigada ansiedad
–buenas noches-.
Finalmente, un suspiro haría descansar mi alma perdida
–metafórica muerte-.



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