jueves, 24 de mayo de 2012

Recomendación #2



(...) Caín ya entró, ya durmió en la cama con Lilith, y, por más increíble que nos parezca, fue su propia falta de experiencia en el sexo lo que le impidió ahogarse en el vórtice de lujuria que en un solo instante arrebató a la mujer y la hizo gritar como posesa. Le rechinaban los dientes, mordía la almohada, luego el hombre del hombre, cuya sangre sorbió. Aplicado, Caín se esforzaba sobre el cuerpo de ella, perplejo ante aquellos movimientos y voces desgarradores, pero, al mismo tiempo, otro Caín que no era él observaba el cuadro con curiosidad, casi con frialdad, la agitación irreprimible de los miembros, las contorsiones del cuerpo de ella o de su propio cuerpo, las posturas que la cópula, por sí misma, solicitaba o imponía, hasta el apogeo de los orgasmos. (...) bien podía decirse que estaban, uno y otro, en el paraíso del Alá que está por venir. (...)


Caín, por José Saramago.

miércoles, 23 de mayo de 2012

El suspiro helénico.

Entre tantas corrientes magnéticas, se encuentran tus letras.
[me estremezco y me enredo]
Son tus letras, que se convierten en sonidos formando palabras;
palabras creadas por tu encarnada boca que silba cada final,
para que no cesen en su existencia -quizás-.

Entonces, ese gesto que me desarma a traición:
las cejas se arquean con efecto sorpresa,
la línea de perlas perfectas atropellan el labio inferior,
asienten a ligeras sacudidas tus cabellos ensortijados.






El eco turbio del hastío pasado grita


Trátame mal.
Dime que no.
Despídete altivo.
Así no seré ridícula ante tu vacío.


Sin embargo, la brújula se desimanta,
pierdo norte, sur, y treinta vientos más por el camino
[entre tu labio y el mío]
que hacen encallar los mapas de ausencia
en las cuerdas de tu garganta troyana.



domingo, 20 de mayo de 2012

Donna estrangera.

[Audio]

Se sienta al borde de la cama.
Un tremendo olor a mar se precipita entre las sábanas.
Su pecho se apoya en mi espalda.




Entonces, nos hacemos siameses con nocturnidad y alevosía.
Chico, abre la boca, y me zambullo en su alma a través de sus labios.
Ríos de mieles donde me baño, floto sobre la corriente.
Déjame dormir en tu amable iris. Déjame ser extranjera en tu piel.

jueves, 3 de mayo de 2012

Hidrátate, alma


El tacto bajo el agua es diametralmente diferente.
Es caramelo, amor, electricidad, y renacimiento.
Si respira, las burbujas ascienden verticalmente y me roban la resistencia:
de puntillas tropieza con mis intestinos, valsea y abandona.
Una fila perfecta de dientes y un dulce desmayo de cabello ensortijado.

Aunque raro, echo de menos su olor y la temperatura de su piel en la doble coronilla de la almohada.
"Sábanas revueltas y muertas de hambre buscan amante calidad Astracán que se deje morder", reza el luminoso que encuentro entre cajones.
Menudo año. Sonrío. Me deslizo entre sus brazos repletos de tinta e historia.
Cabeceo contra su pecho, mi hogar.


Él me dijo "Hidrátate, alma" y, desde entonces, mi próximo prójimo es mi sombra y testigo.