jueves, 3 de mayo de 2012

Hidrátate, alma


El tacto bajo el agua es diametralmente diferente.
Es caramelo, amor, electricidad, y renacimiento.
Si respira, las burbujas ascienden verticalmente y me roban la resistencia:
de puntillas tropieza con mis intestinos, valsea y abandona.
Una fila perfecta de dientes y un dulce desmayo de cabello ensortijado.

Aunque raro, echo de menos su olor y la temperatura de su piel en la doble coronilla de la almohada.
"Sábanas revueltas y muertas de hambre buscan amante calidad Astracán que se deje morder", reza el luminoso que encuentro entre cajones.
Menudo año. Sonrío. Me deslizo entre sus brazos repletos de tinta e historia.
Cabeceo contra su pecho, mi hogar.


Él me dijo "Hidrátate, alma" y, desde entonces, mi próximo prójimo es mi sombra y testigo.

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