miércoles, 5 de agosto de 2015

El extraño.





Extraño reírme hasta que la boca del estómago duela, que al día siguiente la voz haya desaparecido gracias a las palabras pronunciadas la noche anterior, que el doctor arrepentimiento se haya ido por falta de pacientes.

Extraño sentir unas manos que rodeen las mías con fuerza emotiva, que las mías se abran llenas de compasión, que la ciudad de la redención nos acoja cálida, cándida, templada, y nos deje habitar con calma.

Extraño las fotografías en las que las sonrisas son honestas y están llenas de vida, que vayan acompañadas de pieles salvajes, de noches que invocan a los antiguos dioses y nos transportan a los tiempos en los que aún venerábamos la verdad.

Extraño la brisa del otoño acariciando los cuellos de los amantes que se respiran en el templo del respeto, que el desnudo sea parada de la vida natural del hombre, que se gesten las palabras como lo hacen las existencias que están por venir.

Extraño despertar entre los brazos de la comprensión, que la locura sea perseguida como el desequilibrio y la mentira, que las casas se quemen hasta los cimientos como lo hacen los malos recuerdos.

Extraño que los fantasmas del pasado sean despedidos para siempre como efecto de la mariposa que batía las alas en mitad de un desencuentro, que las copas de vino no se rompan cuando lo hagan las almas.

Extraño el curso del río, que nos baña librándonos de la imposición de pecados, que nos empapan el alma con castigos ininteligibles y arrancan voces como cuerdas de guitarra, que nos envía el infierno en una caja de Pandora.

Extraño los pies fríos frotándose en la noche en busca del consuelo perdido, que los bisontes paren a pastar bajo la lluvia sin inquietud y en silencio, que la ruptura sea soluble al licor de unos ojos sin perdón.

Extraño que el espacio-tiempo implosione en el abismo entre mi frente y la suya, que las miradas arrasen astros y arrastren vientos del siroco, que nos reconcilie el oxígeno y la luz eufórica de la muerte evolucione.




1 comentario: