miércoles, 23 de mayo de 2012

El suspiro helénico.

Entre tantas corrientes magnéticas, se encuentran tus letras.
[me estremezco y me enredo]
Son tus letras, que se convierten en sonidos formando palabras;
palabras creadas por tu encarnada boca que silba cada final,
para que no cesen en su existencia -quizás-.

Entonces, ese gesto que me desarma a traición:
las cejas se arquean con efecto sorpresa,
la línea de perlas perfectas atropellan el labio inferior,
asienten a ligeras sacudidas tus cabellos ensortijados.






El eco turbio del hastío pasado grita


Trátame mal.
Dime que no.
Despídete altivo.
Así no seré ridícula ante tu vacío.


Sin embargo, la brújula se desimanta,
pierdo norte, sur, y treinta vientos más por el camino
[entre tu labio y el mío]
que hacen encallar los mapas de ausencia
en las cuerdas de tu garganta troyana.



1 comentario:

  1. POLONIO: ¿Qué estáis leyendo?
    HAMLET: Palabras, palabras, todo palabras.

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