- la voz -
se levanta el oleaje
- hielo azul iris -
sube desde el bajo vientre
- dactilios hundidos en las carnes -
recorre turbulento cada milímetro de intestino
- diapositiva de una fila de perlas perfectamente alineada -
entra en el estómago, arrasa con todo
- la risa entre dos gajos de mandarina -
y, mientras un titánico tsunami sube por la garganta,
- una niebla eléctrica -
el cuerpo se tensa, se enfurece y se abandona.
La escasa frontera entre la asfixia y la nostalgia.