viernes, 8 de marzo de 2013

Reconversión y materia.






Me iré lejos, a la orilla de lo natural,
el lugar antaño conocido y respetado
como sólo la historia puede hacerlo.
Allí, quedaré totalmente desnuda. Y respiraré.

Entonces, mis brazos se cubrirán de denso vello,
mis débiles músculos tornarán en toscas piernas,
la fina y delicada piel desaparecerá:
Seré hombre, y valiente, y huiré.

Cuando haya vuelto al inicio de la materia,
el hombre rudo también desaparecerá,
creciéndole escamas y branquias y aletas,
menguarán sus anhelos y angustias.
Regresaré río abajo, alcanzaré el mar,
-mi amante, mi deseo y obsesión como pez.-
no habrá raciocinio ni lamentos ni amor
ni lágrimas ni ternura ni sol.
Sólo supervivencia.

Y, en un instante, volveré.
Seré otra vez mujer, dichosa y calmada,
enlazada entre dos piernas y dos brazos
en el calor de un regazo
hundida entre dos ojos y dos labios,
resguardada en otro nombre.
Amamantaré la vida, albergaré el placer
seré primitiva y evolución
ternura y escarmiento
castigo y entendimiento
abandono y perdón.

Y ya no me marcharé, si me colmas de amor.

martes, 5 de marzo de 2013

De mí sin ti.





[Audio]


Las mañanas tienen incógnitas.
No ponen nada interesante en mi ventana.
Me corto con vasos rotos en las cuatro patas de la cama.
Uno más uno vuelven a ser sólo dos.
Sinsentidos dominicales de sofá y vacío inerte.
Media lista de la compra.
Brisa de invierno azota el caminar obsoleto.
Los superhéroes están de vacaciones.
Vinagre en el vino.
Hay carcoma en los cimientos.
La ensaladilla rusa callada y sobria.
Intenciones apaisadas en el tambor de un revólver lingual.
Los barcos marean.

Y marcadas en madera, todas las cosas que no dijiste que serían
                                  de mí sin ti.

lunes, 4 de marzo de 2013

Vapor de él.





[Audio]

Muselina.
Sus ojos eran muselina deslizada entre mis dedos, entrelazada con la garganta de la que brotaban cascadas de miel para los oídos. Notas inaudibles, latidos secos, frágil y resbaladiza la ternura del que ha vivido el carnavalesco horror de los tiempos, la historia de la lumbre y el calor del buen pasado. La piel colgaba del barranco óseo en el filo de la boca y, contando con el vuelo de las palomas, acabaron los secretos por escribir su carta de suicidio.

Con su último hálito, se escapó la inocencia, la dulzura de los rayos de verano, las briznas quemadas, las noches estrelladas, la infancia y la risa. Todo desapareció convertido en vapor de agua.

No existe día sin nostalgia desde entonces. Éramos.




" - No entiendo el arte.
- No debes entenderlo, sólo disfrutarlo. "