viernes, 8 de marzo de 2013

Reconversión y materia.






Me iré lejos, a la orilla de lo natural,
el lugar antaño conocido y respetado
como sólo la historia puede hacerlo.
Allí, quedaré totalmente desnuda. Y respiraré.

Entonces, mis brazos se cubrirán de denso vello,
mis débiles músculos tornarán en toscas piernas,
la fina y delicada piel desaparecerá:
Seré hombre, y valiente, y huiré.

Cuando haya vuelto al inicio de la materia,
el hombre rudo también desaparecerá,
creciéndole escamas y branquias y aletas,
menguarán sus anhelos y angustias.
Regresaré río abajo, alcanzaré el mar,
-mi amante, mi deseo y obsesión como pez.-
no habrá raciocinio ni lamentos ni amor
ni lágrimas ni ternura ni sol.
Sólo supervivencia.

Y, en un instante, volveré.
Seré otra vez mujer, dichosa y calmada,
enlazada entre dos piernas y dos brazos
en el calor de un regazo
hundida entre dos ojos y dos labios,
resguardada en otro nombre.
Amamantaré la vida, albergaré el placer
seré primitiva y evolución
ternura y escarmiento
castigo y entendimiento
abandono y perdón.

Y ya no me marcharé, si me colmas de amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario