martes, 17 de abril de 2012

Desenfócate, memoria




Injusta eres, memoria, al no responder a mis suplicos:
que las mañanas sigan siendo mías,
que el café sea en silencio,
que la voz no la rompa el llanto.

Cruel eres, memoria, al instalar más de un recuerdo:
las fotografías que saltan,
los paseos y dos meñiques,
el frío en los labios.

Indómita eres, memoria, al repetir todos los hechos:
llamadas incontestables,
versos impronunciables,
nudos marineros de garganta.

Doliente eres, memoria, al diluirte en la nada:
cuando el tiempo se desplaza en la cronología,
cuando el amor se gasta entre palabras,
cuando el viento barre las pieles.


Desenfócate, memoria, dame un respiro,
cesa el tornado que me atormenta.

Silénciate, memoria, deja de enfriarme los pies,
para de hervirme las entrañas.

Duerme, memoria, descansemos las dos,
olvidemos el concepto de existencia,
de los mortales tortura y regocijo.


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