Te nombraría Robespierre si me cortaras raciocinio,
si me hicieras sólo tuya, si te llamaras siempre mío
si estableciéramos un contrato de esclavismo.
Podría convertirme en nada, elevarme, flotar
ser -de repente- aire fantasmal
pasar en un suspiro. Y respirar.
Sin intención, haces el milagro de ser otro,
serpenteas entre imposibles y basura galáctica;
yo sólo necesito que seas el mismo.
Pero no.
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